viernes, 2 de febrero de 2018

PROCESO DE "UNA MAÑANA DE INVIERNO"




Para la realización de esta ilustración, lo primero era aprovechar una de mis visitas al museo Sorolla. Suelo ir con cierta regularidad, cada cierto número de meses me paso por allí, no solo a ver el interior, sino a estar en los jardines. Dependiendo de la mañana (porque ,eso si, suelo ir siempre de mañana, donde las entradas de la luz por encima de los muros de la casa, hacen mayores los efectos luminosos), busco esquinas, suelos, paredes, que reflejen esa luz y sus contrastes oscuros. Tomo notas y apuntes, y saco fotos, aunque el visionado directo de los efectos luminosos, no tienen nada que ver a verlo luego en fotografías. Son visionados diferentes. En los apuntes acentúo cierto contraste que luego exageraré en la ilustración, por lo que las fotografías me sirven de referencia, sobretodo para el dibujo, y no tanto para las siluetas de luces y sombras, las cuales, juego y modelo a mi antojo.





Una vez, decidido el encuadre  para las escalinatas, me pongo a dibujar sobre papel Sennelier de grano fino, 100% algodón. Este dibujo, lo hago con mucho cuidado, con un portaminas de mina dura, para no apretar, ni manchar. El soporte, pegado con celo a la mesa, para dibujar bien la perspectiva y sus puntos de fuga, que en este caso he variado, con respecto a las referencias. Aquí también, juego con la colocación de la línea de horizonte, y los puntos de fuga, buscando la escena más apropiada para el juego de luces posterior. Líneas finas y sin apretar, estos papeles son muy delicados y si emborronas con los lápices, luego la acuarela queda fea y sobada, por tanto, mucho cuidado. Hace años, dibujaba en folio, y luego calcaba, pero aprendí a controlar los trazos en el papel de acuarela, ahorrándome el proceso de calcar mi propio dibujo. No obstante, en algunas ocasiones, y debido al número de planos y elementos figurativos que hay que dibujar, si tengo que seguir el proceso de dibujar en folio, y luego calcar. Todo esto siempre que el acabado sea con técnicas tradicionales, porque si alterno el tradicional con el digital, el escaneo, ayuda a terminar el dibujo a línea.






A continuación comenzamos con las acuarelas. Pinceles sintéticos, pero de buena calidad. Trabajo básicamente con tres pinceles muy finos, y otros tres con distintos grosores, más grandes para las aguadas de planos grales.
 Siempre empiezo por los planos más alejados, es decir, de atrás hacia delante. Dejándome para el final, los planos más cercanos, o dependiendo del criterio de la composición, los elementos figurativos más importantes, o los que yo considere más relevantes a la hora de visionar la composición. Las partes donde haya una luz muy potente, como es el caso de esta luz de mañana, dejo directamente el blanco del papel, preocupándome de ir pintando las siluetas de las sombras arbóreas sobre ese muro. En este caso, lo más importante es sacar el tono de esa sombra en la paleta.

 Las sombras de invierno, tienden al púrpura, al azul cerúleo, por eso el mezclar hasta conseguir el tono grisáceo con caracteres púrpuras. No me hago un solo tono de sombra. me hago tres: todos tiran a gris, pero uno es púrpura, otro más violáceo y otro más cerúleo. El más usado va a ser el grisáceo púrpura, pero el violáceo lo aplicaré en las zonas de sombra más cercanas a las zonas de luz porque esa reminiscencia luminosa, de una luz blanca , y potente, determina una temperatura cálida, correspondiente a la luz solar, por eso, necesito de un tono "cálido", como sería ese violáceo que contiene magenta entre sus mezclas, aunque sea muy poco, que le da una temperatura superior según se acerca a la luz.

Una vez trabajada las zonas frías de sombra, procedo a pintar los detalles de los azulejos de la pared. Evidentemente no pinto de manera exacta cada azulejo, sino que me fijo en el tono y forma, más o menos visto en la lejanía, y voy manchando de manera suelta y aleatoria. Donde da la luz, a penas pinto nada, alguna pincelada suelta con un todo claro, y listo.






Para la ventana del sótano, lo primero es manchar la parte del fondo, con capas aguadas muy claras y luego oscureciendo con capas de acuarela un poco más densas. Todo esto, con cuidado de no meternos en las zonas de las barras, las cuales daremos un tono más frío. Una vez seca toda esa zona, con un bisturí haremos cortes con la cuchilla (estarcidos) para sacar las luces de los barrotes. También podríamos usar gouache, pero es este caso el corte de bisturí, transmite más potencia de luz, y más brusquedad, que es lo que buscaba.






Seguimos con zonas todavía no pintadas, como por ejemplo, la ventana de arriba. Primero con tonos claros azulados, es decir tonos rebajados con agua para conseguir la claridad de ese color, y luego dando pinceladas más densas para dar la variedad de ese color azulado. En las zonas de sombras proyectadas de los árboles, le añadimos algo de rojo o cualquier otro tono cálido, para oscurecer el tono medio y conseguir la sombra correspondiente. En estos casos, debido a la claridad de los tonos usados, hay que llevar cuidado de no añadir demasiado color complementario, por tanto debo controlar mucho la carga de agua y de acuarela del pincel para la zona en la que le aplico.







Además, en las sombras de la pared ya marcadas, aplico otra capa de tono de sombra grisáceo (púrpura  o cerúleo), para darle más intensidad a algunas zonas. Cuando se pintan sombras hay que intentar no pintarlas todas con la misma intensidad, ni con los mismos tonos. Todo va a depender si hay o no, zonas de luz cerca.

Con el suelo del piso, reservamos el blanco del papel, para la zona más luminosa. Ya sé que el suelo es de baldosa color teja, pero la luz es tan potente, que prácticamente tiñe el suelo con esa potencia de luz. Es en el resto del suelo donde voy aplicando ese color teja, de más claro a más intenso, sin pasarme, porque no hay zonas excesivamente oscuras ahí, ni zomas excesivamente coloridas. La luz rebaja los tonos medios en esta representación de la realidad. El mismo principio, lo aplico a los escalones del fondo, primero pintando con un tono cálido muy claro la pared del escalón, luego dando tonos más intensos en las esquinas, y una vez seco, comienzo a trabajar los estampados de los azulejos, como anteriormente he dicho, solamente dando pinceladas sueltas, con tonos tirando a gris, para que no llamen demasiado la atención. La idea es mostrar cómo se ven esos arabescos a una distancia determinada, no como son en realidad.

La sombra del fondo, a la dcha. está hecha con tonos tierra, dando capas muy claras a principio y luego capas más densas, solo, en los sitios que requieren de esa oscuridad, las demás sombras se quedarán con tonos más claros, para mostrar las distintas densidades de luz que generan esa diversidad de sombras. Para sacar brillos en los bordes de los escalones, uso el bisturí, si son más intensos y pequeños. Si son espacios un poco más grandes, los reservo de inicio. En todo el proceso de la ilustración, no pierdo el control de lo que estoy haciendo, por lo que el nivel de concentración debe ser constante. No hay hueco para la relajación, cualquier error, me obligaría a sobar la acuarela, y eso conllevaría estropear la ilustración y comenzar de nuevo. Con las acuarelas, el "control-Z", eres tu mismo, tu planificación y tu concentración. No hay intermediarios.






Con el fondo casi terminado (nunca acabo ningún plano al 100%, siempre lo dejo al 80 o al 90%, para integrarlo con los siguientes planos, y quede todo perfectamente integrado y coordinado, ningún plano puede destacar especialmente de otro, sino está acorde a la línea de visión previamente establecida por mi), sigo yendo hacia delante, en este caso me acerco a la zona ppal. de la ilustración, es decir, la zona, que yo considero más impactante y donde quiero que se vayan los ojos al mirar la obra. Y esta zona es los escalones ppales. y sus paredes, donde la luz "juguetea" con las sombras, generando esas manchas sobre la superficie.Ahí, si que me fijo bien, en la documentación, para ver qué formas dibuja sobre los escalones, cuáles son más intensas, y cuáles menos, luego ya voy yo inventándome nuevas luces, de acuerdo a qué zona quiero dar más importancia. Hay puntos en los que reservo el blanco del papel directamente, otros les doy una capa aguada con un tono cálido para mostrar la temperatura del sol. Para las zonas de sombra, vuelvo con los tonos grisáceos púrpura, violáceos y cerúleos, incluso para las baldosas color teja, lo que me permite hacer unas sombras coloreadas de azul, un poco más exageradas de lo que serían en la realidad. Por eso comentaba al principio, que yo interpreto lo que veo, y lo interpreto modificando los tonos de la realidad: los exagero, los rebajo, los cambio....dependiendo  de a qué temperatura me quiero llevar la zona pintada, según lo que quiera transmitir.









Los bordes azulados de los escalones, son un azul distinto. Son más cobalto que cerúleos, por eso, la mezcla debe estar hecha y diferenciada de los demás tipos de azules que aparecen en la ilustración. Si utilizo el mismo azul para toas las zonas, la ilustración perdería profundidad.








Seguimos avanzando, por los escalones, yendo por las zonas reservadas para la luz más potente. Estas zonas están marcadas con lápiz, previamente, si hay alguna zona poco clara, dejo el pincel y vuelvo a coger el portaminas para volver a marcarlo. En las esquinas de los escalones, aplico, en pequeñas proporciones, algo más de acuarela más densa, sobre todo para oscurecer esa zonas, donde la luz llega menos. La pared de la dcha. lleva una capa aguada con una tonalidad grisácea pardusca tirando a verde, tono resultado del rebote lumínico de los jardines que hay alrededor. El verde de los jardines, acaba plasmándose, de manera indirecta en estas zonas: fachadas, paredes y suelos. Esa es la base, luego ya voy alternando, en zonas cercanas al suelo de arriba, aguadas de una tonalidad más anaranjada pero con mucha agua, resultado del rebote de esa luz del suelo color teja, en esa pared. Por la parte de abajo, el tono pardusco verdoso muy aguado, lo aumento de densidad para captar la oscuridad de ese esquinazo. Por lo gral. las zonas de más claridad con un contraste de sombras más intensas, generan una "llamada de atención" al observador, arrastrando la mirada a esa zona, y siendo una de las primeras en ser observada de la ilustración. Por la parte izqda. comienzo a distribuir, las sombras frías, y los espacios luminosos de los azulejos, que en este caso al estar más cerca del observador, defino un poco más aunque no demasiado, porque no quiero centrar el foco de atención en esta zona, escorada a la izqda.
Cada avance en la ilustración, supone una mirada hacia detrás para ir cerrando planos anteriores, y que queden lo mejor integrado posibles con los posteriores que voy haciendo.





Por fin llego a la parte inferior, esa zona del suelo donde doy más fuerza al rebote lumínico de los parterres que abundan en el jardín. En ese hueco predominan verdes turquesas agrisados, azules cobalto y cerúleos mezclados, y también agrisados. En los esquinazos oscurezco un poco con acuarela más densa para generar más profundidad al contexto gral. de la ilustración. Una vez seco todo, vuelvo a retomar el bisturí y a detallar algún brillo que otro y marcar (para dar textura) la separación de los azulejos, que en algunas zonas son pertinentes, para dejar claro el concepto "azulejo", es decir, que se vea que es un azulejo y no una superficie plana cualquiera. Los azulejos romboides, al igual que todos lo demás, los pinto de manera irregular, no lineal, para dejar claro la antigüedad de los azulejos de origen andaluz unos, e italianos, los otros. En los jardines se respira cierto aire "alhambresco" y andaluz, y era importante, que esto unido a la luz de la escena, quedase plasmado en la obra.






Por fin, terminada la obra, repaso en gral, todas las partes de la ilustración, remato con ciertas pinceladas, dibujando y perfilando algún esquinazo, para darle más relevancia, y por fin escaneo la imagen. Los retoques con el PSD, cuando se trata de acuarela, son mínimos y justos, basicamente ajustar niveles de luz y medios tonos (las sombras ni tocarlas), para que se aprecie la iluminación lo mejor posible a cómo se ve de manera directa. El PSD, no se lleva muy bien con la acuarela ni con las texturas de sus papeles, por eso con los ajustes de niveles, es más que suficiente. Cualquier retoque de más: pinceles digitales, efectos, etc........puede resultar un estropicio, aunque puedas usar capas para probar. Nunca va a mejorar la acuarela. El PSD, funciona mejor en técnicas como el gouache, los acrílicos o los óleos.

Este es el proceso de esta obra, en la que la acuarela es la protagonista ppal. La acuarela, y la luz, por supuesto. Una luz que ha estado presente en todo momento, y que ha sido la guía para ordenar todos los elementos figurativos que aparecen en la ilustración.

Seguiremos informando. Seguiremos iluminando...........
















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