miércoles, 1 de junio de 2016

CODY STARBUCK: CHAYKIN EN ESTADO PURO








Cuando Howard Chaykin enseñó unas primeras escenas en blanco y negro a Neal Adams, de un proyecto dentro del subgénero de ciencia ficción como era la opereta espacial, no se podía imaginar que le apoyaría económicamente para sacar Cody Starbuck  adelante. A medida que le fue dando color, usando técnicas más pictóricas que industriales, la obra fue cogiendo enjundia. A todo esto se une, la rompedora visión de Chaykin al cómic. No sigue la narrativa secuencial habitual, no usa encuadres, no usa viñetas al uso, sino que rompe esa línea narrativa clásica para dejarse llevar por la composición general de grandes espacios, como si de un lienzo se tratara, pero narrando y utilizando una linea de visión más propia de un pintor que de un dibujante de cómics.








Es difícil identificar las técnicas utilizadas por Chaykin para pintar Starbuck. Los chirriantes, pero espectaculares combinaciones de color, son también debidos al daltonismo de Chaykin, que exageran la composición cromática, pero que va muy en la línea rompedora del autor y su visión. Es evidente que usa técnicas mixtas: acuarelas en algunas páginas o tintas (se perciben zonas aguadas, y trazo de tinta encima de estas) y quizás gouache para algunos efectos encima de las acuarelas (anilinas seguramente). Los acrílicos son también una técnica importante usada para fondos con salpicado de gouache, donde se aprecian las pinceladas toscas y texturas rugosas de la pintura acrílica, y todo esto mezclando la fotomecánica para algunos colores planos, después de haberlo pintado manualmente. 

Lo que si cambió, fue el entintado clásico y el color industrial típico de la época, por este acabado más pictórico como decíamos más arriba. Bob Peak, un ilustrador  que trabajó sobretodo haciendo carteles para el cine (Apocalypse Now), es una clara influencia, al igual que en sus composiciones de páginas, se nota la influencia del gran Sergio Toppi. Figuras sueltas que se superponen a encuadres inclinados que además son estructuras propias de las naves en las que transcurre la acción. la composición, repito es más la de una ilustración que la de una página de cómic, pero incluyendo la narrativa obligatoria que se precisa en el medio, al fin y al cabo, es un cómic, y eso Chaykin lo respeta fielmente.

















Bob Peak, una de las influencias pictóricas de Chaykin







El cómic es una locura espacial, una opereta o culebrón , donde se mezcla aventura, humor y ciencia ficción. El protagonista parece sacado de una novela "pulp", es un truhán, un valiente e intrépido, pero locuaz aventurero en la línea del Burt Lancaster del "Temible burlón" o de "El halcón y la flecha", o incluso muy en la línea interpretativa de Errol Flynn. La obra es irreverente, atrevida, incluso salvaje, muy en la línea de lo que ha sido y es Howard Chaykin. No es una de sus obras más conocidas, ni llegará a las intocables e inconmensurables American Flagg o Black Kiss, pero es de una indudable calidad pictórica, gráfica y narrativa, y es una lástima que no haya una edición completa de esta obra, por lo menos que yo conozca. La historia fue publicada por entregas entre las páginas de la revista Zona 84, aquí en España a partir de 1984, por el editor Josep Toutain. Merece la pena  ver estas páginas y apreciar sus composiciones salvajes. Howard Chaykin, el eterno inconformista, y un grano en le culo de lo políticamente correcto.








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